La inteligencia artificial (IA) está en el centro de una transformación tecnológica que está impulsando la demanda de recursos energéticos por parte de los centros de datos en todo el mundo. Conforme las empresas tecnológicas planean expandir sus capacidades de IA, surge la preocupación por el creciente consumo de energía y las emisiones de carbono asociadas. El aumento en el uso de IA requiere más procesamiento y almacenamiento de datos, lo que intensifica la presión sobre la infraestructura de energía.
El desafío energético de la IA
Los centros de datos ya representan una porción considerable del consumo global de energía, y esta cifra solo está destinada a aumentar con las proyecciones de crecimiento de la IA. Para 2030, se espera que el uso global de electricidad por parte de los centros de datos aumente significativamente, impulsado principalmente por la carga de trabajo de la IA. Algunas estadísticas clave son las siguientes:
- Para 2030, los centros de datos podrían consumir hasta el 8% de la electricidad mundial.
- La IA y el aprendizaje automático representan un 30% adicional en el aumento de esta